domingo, 24 de abril de 2011

Etapa 4. Cantabria-Asturias. 207 km.

El lunes 18 de abril completé la última de las cuatro etapas en las que recorrí en bicicleta los 917 km que me salieron entre Barcelona y Asturias.
En la cuarta etapa, de Asturias a Cantabria, hice un total de 207,16km, saliendo de Sarón, provincia de Cantabria, a las 08:10am y llegando a Albandi, en Asturias, sobre las 16:45.
Estuve pedaleando un total de 7h 54min en la cuarta etapa y el tiempo empleado en paradas fue de tan sólo 35min. La velocidad media fue de 26,17 km/h y la velocidad máxima de 55,34 km/h.
El desnivel total acumulado en la última etapa fue de 2.225m.
Este es el perfil de la cuarta y última etapa, con las poblaciones de paso:
Para la última etapa, contaba con la compañía de Emilio Diego Castañeda, extriatleta cántabro que ahora compite en ciclismo. Con él al lado, no me tuve que preocupar de cómo cruzar Cantabia y tras salir de Sarón, subimos por Zurita a Torrelavega, para luego llegar por el alto de Quijas a Cabezón de la Sal.
Llevaba casi seis años sin ver a Emilio, con el que prácticamente realicé íntegramente todos los triatlones en los que coindidíamos, en la época en la que él era triatleta del Camargo y yo corría con la Academia Civil-El Musel. Solíamos salir cerca en el agua y cuando los triatlones eran sin drafting, siempre íbamos en el mismo grupo. Han sido muchas las pruebas que se han resuelto, unas a su favor y otras en el mio, durante esos años en los que competíamos en Asturias, Cantabria y ctos. de autonomías.
Con Emilio, en varias imágenes de triatlones del año 2005, como el de Santa Olaya, el de Camargo y el de Santander:
Pasado Torrelavega, continuamos por el alto de Lamadrid hasta San Vicente de la Barquera. La idea de Emilio era la de acompañarme hasta Gijón si todo iba bien y luego allí sería recogido por su mujer, la cuál se había ofrecido a ir a buscarlo en coche.
Pasado San Vicente, pronto llegamos a Unquera, último pueblo de Cantabria. Cuál fue mi sorpresa cuando al cruzar el puente de la ría de Colombres, veo que el puente está en obras y han retirado el cartel que anuncia la entrada en el Principado de Asturias.
Intentamos buscar otro cartel, pero el único de la zona estaba en el puente habilitado para el paso de coches, que está prohibido para los ciclistas, con lo que después de tener la foto con los carteles de Cataluña, Aragón, Navarra, La Rioja, País Vasco y Cantabria, me tuve que conformar con el cartel de Colombres, primer pueblo de Asturias.
Ya en Asturias, seguimos toda la carretera de la costa, pasando por Llanes y Celorio, hasta llegar a Ribadesella.
Y no podía realizar un viaje de este tipo sin que la lluvia hiciera acto de presencia. Aunque tuve mucha suerte con la meteorología durante las cuatro etapas, en La Isla, poco antes de entrar en Colunga, una nube descargó sobre nosotros, haciendo que la carretera quedara complétamente mojada.
Pero apenas rodamos unos km bajo la lluvia y ya a la entrada de Colunga, volvió a lucir el sol, con un asfalto perfectamente seco, puesto que allí no había llegado la lluvia.
Y en Colunga continuamos por la costa hasta Villaviciosa, donde me paré a rellenar los bidones, en el que fue mi último repostaje de los 917km. Pese a no subir grandes puertos, el trazado era de contínuas subidas y bajadas. De hecho, en el total de la etapa se superaron los 2.200m de desnivel positivo acumulado, cuando muchas de las localidades por las que pasamos estaban prácticamente al nivel del mar.
Y la ruta de Villaviciosa, rumbo a Gijón, pasó por El Pedroso, que de las opciones existentes es la que más me gusta. Emilio guardaba malos recuerdos de la última vez que subió por esa zona, pero esta vez no se le hizo tan largo.
El ritmo en todo momento fue cómodo, rodando siempre que fue posible en paralelo. No tuve que recurrir a ir a rueda y manteníamos una buena velocidad media. Tampoco hicimos ninguna parada para comer y agoté todas las existencias que me quedaban de barritas de cereales.
Eso sí, en todo el viaje no hubo ninguna agresión, aunque Emilio reservó un ataque para el último repecho anterior a llegar a Somio, sabiendo que cuando yo entrenaba por esa zona, era el tramo que más se me atragantaba, no por dureza, sino por saber que era lo último antes de la bajada. Cuando Emilio me hizo un cambio de ritmo, pese a ni intentar seguirlo, verle acelerar el ritmo transmitió un enorme dolor a mis piernas, que me recordaron que aunque me encontraba sorprendentemente perfecto después de los cuatro días, tampoco estaba para muchos más alardes. A los pocos metros se paró y se rió de cómo me la había jugado.
Y llegados a Gijón, me despedí de Emilio, que me había acompañado durante algo más de 190km y regresaba en coche a Cantabria. Ya me quedaban menos de 20km a casa.
Y en Gijón, de todas las opciones posibles, elegí la ruta pasando por el estadio del Molinón, que ha cambiado la apariencia externa y no lo reconocía. Luego por la playa de San Lorenzo, aprovechando para hacer alguna foto por el paseo, más tarde en el puerto deportivo con las letras de Gijón y después con la fachada del colegio a donde fui, que ahora ya no conserva el mismo nombre.
Cruzado Gijón, tan sólo me separaban unos km para llegar a Albandi, destino final de mi viaje. Cuando llegué, me hice la foto de rigor con el cartel del pueblo.
Pero cuál fue mi sorpresa al ver que mi llegada era esperada y en el suelo, como si de una etapa del tour de Francia se tratara, estaba pintado "Sergio yes un campeón" (Sergio eres un campeón) y fui recibido entre aplausos, por haber completado las cuatro etapas, desde Barcelona a Asturias.
Ya sólo me quedaba llamar al timbre de casa, para que me abrieran la puerta y sustituir esta vez la foto que en las anteriores etapas me había hecho tumbado en la cama de un hotel, por la frondosa hierba asturiana, eso sí, acompañado de Kike y Paco, escena con la que cerré mi viaje.

2 comentarios:

Estupendas crónicas y estupendo viaje el realizado. Enhorabuena.

David, muchas gracias!

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